lunes, 10 de junio de 2013

Manual del sepulturero, Capítulo 33 y 1/3: Aplanamientos, abultamientos y levantamientos de tierra

Una vez efectuada la sepultura del cadáver o féretro y rellenado el hoyo con abundante tierra, debe usted proceder al correcto aplanamiento de la superficie, una operación primordial para obtener una estética pulcra, armónica y deleitosa en el camposanto. Asimismo usted debe velar por el futuro mantenimiento de esa superficie y actuar en el caso de repentinos abultamientos, movimientos telúricos, y otros indeseados levantamientos de tierra por causas procedentes del exterior o el interior de la fosa.

1- APLANAMIENTO DE LA SEPULTURA

Las paladas de arena arrojadas con rudeza dejarán la sepultura con un aspecto tosco, asimétrico y lleno de bultos que usted debe encargarse de pulir y aplanar con mimo y fruición. En el kit de utensilios del sepulturero marca ACME, encontrará usted una serie de palas de jardinería con las que obtendrá la precisión necesaria para esta labor. Con la pala de punta cuadrada debe usted eliminar los restos de los bordes. Por el centro utilice la pala de punta redonda para quitar la arena y las piedras sobrantes. Una vez realizado este proceso, recuerde rastrillar bien la tierra y después alisar con la pala de zapa ayudándose de su mano. En el caso de no tener usted un kit de utensilios del sepulturero marca ACME, puede recurrir al cubo y las palas de playa de su hijo, el sepulturero chico. Le serán útiles también las paletas de jugar al tenis, y así podrá darles usted un uso más oportuno que el de molestar a sus vecinos que tranquilamente están tomando el sol o comiéndose el bocadillo de tortilla y el gazpacho. Finalmente, debe barrer con delicadeza el terreno usando una brocha del número 27 para pintores abstractos marca Hüberman, o bien una brocha de afeitar para cutis de boxeador marca Vanderburg o una de maquillaje para limpiar el corazón marca Hermann.

Atención: ¡Cuidado con las raíces! Si durante el proceso anterior arranca alguna flor, no la tire. Coja una maceta y siémbrela (puede utilizar la arena que le ha sobrado). O si lo desea, plante la flor en la superficie del sepulcro a modo de decoración. Eso sí, tenga cuidado con las malas hierbas. Si creciera alguna planta no deseada, no olvide consultar el capítulo de Mantenimiento y decoración de tumbas en el presente manual.

Dependiendo del presupuesto del que disponga su cementerio o los familiares del difunto, se puede proceder a la colocación de lápidas con su correspondiente epitafio, césped para decorar el suelo, zócalos para evitar el acceso de insectos y otros animales indeseables, un mausoleo, una suite completa de lujo, un guardia jurado vigilando veinticuatro horas contra los profanadores de tumbas (guardias de los cuales hay diferentes grados, desde portero de discoteca reciclado hasta exagente federal o sicario mafioso entrenado contra enemigos como Lara Croft o Indiana Jones), templetes de columnas salomónicas, piscina privada, estatuas de mármol, etc. Todo ello se detalla en los correspondientes capítulos del Manual Funerario de Ikea.

2- ABULTAMIENTOS DE LA SUPERFICIE

Los abultamientos suponen un serio problema para el mantenimiento de una superficie lisa y limpia en una sepultura. Pueden producirse por diferentes causas:

- Animales subterráneos. Los más usuales son los topos comunes (talpa europaea). Si un día usted encuentra un pequeño montículo abombado y nervioso en una sepultura, puede tratarse de la cabeza de un topo. Debe proceder a aplastar ese abultamiento usando para ello un martillo con bocina o chipote chillón. Esto ahuyentará al topo que es un animal ciego pero muy sensible al sonido. A veces el topo hace un agujero y asoma la cabeza. En esas ocasiones cuando usted le va a dar un martillazo, probablemente escapará bajo tierra y sacará la cabeza por otra zona de la sepultura. Así le tendrá un rato dando usted martillazos y él escondiéndose y saliendo por otro agujero. Para estos casos, recuerde mantener la calma. Absténgase de increpar obscenamente a la criatura con vituperios e insultos como: “Topota madre…” y otras menciones a la progenitora y demás familiares y ancestros ya fallecidos del animal. Recuerde que usted es un sepulturero y debe rendir total respeto a todo ser que haya pasado a la otra vida. En vez de eso, lo que debe hacer es usar el ahuyentador de topos marca ACME, un compuesto químico presentado en aerosol, que contiene luciernagato de deslumbramina, fogonorrea fosforaginosa y deslumbror arcoiridico (una serie de elementos que afectan a la no visión del topo y le hacen huir). Otros animales que pueden producir estos abultamientos son las serpientes, las hormigas y demás insectos y las avestruces omegaforcis de las islas Kutukluxu, conocidas localmente como “Orantanguna Roratonga Morondonganduna” que traducido al castellano sería aproximadamente “el bicho ese que tiene cuello para tres mil bufandas”. Este tipo de avestruz de inusitada longitud cuellácea es capaz de meter la cabeza bajo tierra y atravesar todo el planeta, lo cual supone un riesgo para todos los cementerios del globo.

-Abultamientos fisiológicos. Se trata de bultos en la superficie del sepulcro causados por movimientos del propio cadáver en el interior de la fosa. Esto se puede deber a dos razones:

1º) Al hecho científicamente reconocido de que ciertas células del cuerpo permanecen vivas incluso un largo tiempo después de la muerte. En estos casos debe usted fijarse a qué zona del cuerpo del difunto corresponde el bulto que usted ha encontrado en la superficie. Si corresponde al tronco superior, es posible que algunas células estén moviéndose para coger bien la postura, causando que algún codo se haya movido de sitio. Si el bulto corresponde a la zona inferior del tronco, es posible que tras recibir el difunto la visita de una doliente de aspecto agraciado y lozano, de proporciones venusianas y formas voluptuosas vestida de manera poco proclive a la castidad, eso provocara una serie de reacciones en el subsconciente celular, en el que probablemente pervivieran ciertos instintos libidinosos que finalmente provocaron un alzamiento troncocefálico de envergadura perpendicular  e impetuosamente rígida en el preciso, concreto y mismísimo enjundio viril del cadáver varón. En estos casos el sepulturero debe dejar que la naturaleza siga su curso. Ya se sabe que todo lo que sube tiene que bajar. Se conocen también casos de cadáveres en estado de mors vivendi (muerto viviente o zombi como se les conoce vulgarmente) que han establecido relaciones amatorias con sus vecinos subterráneos, ya sean de diferente sexo o del mismo, eso depende de los gustos de cada cual. Hay que indicar que los zombis suelen emplear de manera literal la expresión “Te lo viá comé tó”. Sobre este tema de los amores post mortem véase la investigación del profesor Tim Burton en su filme “La novia cadáver.”

2º) También es probable que el cadáver no sea tal, sino que sea un vivo que haya sido enterrado por error o interés. Es por ello que usted debe desconfiar de plañideras cuyos sollozos sean en exceso teatrales y poco espontáneos, de forenses de titulación dudosa y de personajes que le rodeen los hombros con un brazo y le hablen de manera pomposa de “la familia” sin tener parentesco alguno ni entre ellos ni con el difunto ni con usted. En estos casos, el buen sepulturero debe siempre poner una oreja cerca de la tumba. Es probable que oiga una serie de ruidos y gritos, seguidos de golpes bajo tierra que originarán abultamientos. Recuerde que esta vez no debe proceder automáticamente al aplanamiento de la superficie sepulcral. Tampoco se disponga aún a remover la tierra, por si esa acción pudiera ir en perjuicio de su bienestar y el de sus seres queridos. Antes que nada llame al teléfono de ayuda al sepulturero del CAPUT: Comisión Administrativa de Pompas de Ultratumba, que procederá a emitir un informe y a enviar una patrulla de investigación, la cual le indicará si debe proceder o no al desenterramiento. En los casos en que la actitud de los familiares y amigos del fallecido no induzca a sospecha, pero se produzcan los indicios subterráneos citados anteriormente (ruidos, gritos, golpes y abultamientos), lo más probable es que se trate de un caso de catalepsia, ante lo cual debe proceder al inmediato desenterramiento del vivo erróneamente dado por finado.

3- LEVANTAMIENTOS DE TIERRA

Estos son casos algo menos frecuentes pero los más enojosos y difíciles de solucionar por parte del sepulturero. Se trata de levantamientos de tierra que producen una severa alteración de la armonía y de la estética pulcra que debe tener un cementerio. Afectan generalmente no sólo a un sepulcro, sino a muchos. Veamos los posibles tipos en detalle:

-TERREMOTOS: Los movimientos sísmicos provocan un total desorden en la superficie de los enterramientos. Los de mayor magnitud generan un caos que ni el cuarto del sepulturero chico, que tiene los juegos de la play regados por el suelo, los calzoncillos sucios de tres días en la estantería de los libros y una montaña de ropa encima de la cama. Eso sí que da miedo y es difícil de alisar. El buen sepulturero debe proceder a ordenar todas las tumbas y a alisar las superficies después del terremoto y ya que está darle un buen cate, u dos, al sepulturero chico para que espabile de una vez.

-RESURRECIONES EN MASA: Si ve usted que de pronto el cielo se oscurece, y muchas personas se levantan de su entierro, no se alarme. Eso significa que alguien ha encontrado las siete bolas mágicas de dragón y está resucitando a la gente que murió después de una catástrofe pertrechada probablemente por algún tirano genocida experto en artes marciales llegado de otro planeta. Recuerde no cavar demasiado hondo el nicho de Krilín porque lo más probable es que lo vea salir al poco tiempo. De hecho, en vez de cavar un agujero puede usted colocarle una puerta de sótano para que entre y salga.

-ZOMBIS: Como en el caso anterior, también suelen suponer una gran molestia, pues levantan toda la tierra que usted había aplanado. Antes de actuar espere a que aparezcan Jill Valentine o los hermanos Redfield. Tenga especial cuidado con Némesis.

-PERSONAJES DE VIDEOJUEGO: Suelen suponer una gran amenaza y una excesiva carga de trabajo pues si después de haber muerto el personaje y haberlo usted enterrado, el jugador echa otros veinte duros, pulsa Continue, usa cola de fénix o carga la partida, usted tendrá que sacarlo de nuevo a máxima velocidad para no hacer esperar al jugador (así lo establece el convenio G&G del 19 de septiembre). Para mayor comodidad se recomienda efectuar con estos personajes la misma operación que con Krilín.

-PROFANADORES DE TUMBAS: Se trata de un levantamiento de tierra procedente del exterior, efectuado por personas vivas (y de hecho, muy vivas) con objeto de llevarse los ajuares y demás pertenencias de valor del difunto. Suelen ser discretos y esmerarse en volver a alisar el terreno, pero un buen sepulturero notará la tierra removida y la impureza del alisamiento. En estos casos debe contactar con la brigada antiprofanación de los Cazafantasmas que le indicarán como actuar.

-GATOS: Si usted se ve en el deber de enterrar a uno de estos animales, debe asegurarse que ha gastado su séptima vida. En caso contrario, en las horas posteriores al enterramiento, la sepultura se le podría llenar de bolas de pelo y de residuos orgánicos de olor indeseable. Además vería arañada y levantada la tierra a una velocidad que ya la quisiera usted con la pala. De hecho, lo mejor que puede hacer con un gato que conserve varias de sus vidas es adoptarlo, porque ¿qué es un cementerio sin un gato? Se dice que sus ojos son las puertas al otro mundo. Su amistad es muy valiosa y si logra amaestrarlo habrá obtenido al mejor rastrillador del mundo. Si usted a quien encuentra es a Doraemon muerto, recuerde que no está muerto, se le han agotado las pilas porque es un robot. Hay quien dice que sólo es un sueño de Nobita que está en coma, pero en realidad esa teoría sólo es una leyenda urbana.

(Surgido en el Club de Lecturas Libres, de la idea pertrechada por la locuela de Ra de escribir entre todos el Manual del Sepulturero -el primer libro que roba Liesel Meminger en La Ladrona de Libros- idea que después seguimos otros locuelos inspirados en el ejemplo que ella escribió).

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