martes, 18 de diciembre de 2012

Olympic Love: Final Fantasy

“He llegado hasta aquí sólo por ti.” 

Eso pensaba decirle cuando por fin la vi acercarse, sin pararme a pensar siquiera lo que podían suponer mis palabras. Eso iba a decirle, que todo lo había hecho sólo para estar con ella y contemplar su interminable sonrisa, aprovechando el único resquicio que dejarían sus inseparables guardias. No la estaba observando en un cristal de vídeo como la primera vez, hacía cuatro años, cuando entregó medallas a otros y proclamó aquel discurso lleno de entusiasmo, solidaridad y esperanza. No la estaba imaginando como tantas veces en mi mente desde aquel día. Aunque yo había escalado montañas más altas que un titán, atravesado el mar junto a delfines y surcado el cielo a lomos de un chocobo negro, estar viéndola de verdad, tangible y cálida, me hizo temblar de tal forma que el podium me pareció el borde del mayor abismo de la tierra. “Su alteza entregará las medallas de la gran prueba de los cuatro cristales elementales” rugió una voz en el megáfono, y me alegré entonces de haber aprendido el idioma. No importaban ya los reproches de mi familia, ni las calamidades del viaje, ni el desprecio de los otros atletas, ni los cuchicheos que aún se oían desde las gradas, ni siquiera la medalla de oro, sólo importaban sus ojos, sus manos, su pelo, su voz… Ella estaba ahí y yo podría contarle todo lo que había pasado. 

Y sin embargo, cuando la tuve enfrente y me miró sonriendo, con esa sonrisa en la que cabían todos los soles de mi tierra, noté que las palabras que había ensayado tantas veces se atravesaban en mi garganta como cuchillos de tomberi. Cuando se agachó y me acarició la cabeza, dos chispazos de bom se dibujaron en mis mejillas. Y cuando me colgó la medalla y me regaló un beso más dulce que todos los pasteles de nuez que hacía mi madre, de mi boca sólo salió un sonido, la coletilla que tanto me había esforzado en reprimir, el ruidillo que me mostraba ante ella como una criatura inferior, dulce y encantadora, sí, pero inferior. Aquel sonido que me condenaba a parecer poco más que un perrito de compañía, pero también la respuesta inconsciente, la prueba de que en mi vida jamás podría ser tan feliz como en aquel momento: 

“¡Kupó!”

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Hoy es el 25 cumpleaños de mi saga de videojuegos favorita, y quiero celebrarlo colgando este fanfic de Final Fantasy que presenté a los Juegos Olímpicos de Final Fantasy Interforo en la modalidad de microrrelato. También participé con un cómic con el que gané la medalla de plata en la prueba de humor, representando a mi querido foro La Capital Olvidada. Se titula "Los Juegos Pixelímpicos de Final Fantasy" y podéis leerlo en los siguientes enlaces en su página uno y dos
Las imágenes de este post son ilustraciones de Yoshitaka Amano, artista a cargo de gran parte de la saga Final Fantasy.
Ahora mismito son las 18:25 en Japón (día 18, 25 años... viva la efemeridofilia xD) ¡Felicidades por tus 25 gloriosos años Final Fantasy! Gracias por regalarme tantos sueños.

2 comentarios:

Ernesto Laguna dijo...

Conmovedor, pero no sensiblero.

Equilibrista dijo...

Me alegra saberlo ^^ ¿Conoces Final Fantasy?

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