Daniel y Damián son un dúo de demonios que disfrutan viendo dramas de dinosaurios, siempre que sean divertidos. Decidieron el domingo robar un diamante de la casa de Dios. Luego lo vendieron por un duro y compraron una docena de dibujos pintados con los dedos de la mano derecha por un dictador que escribía dictados. Pero hete aquí que los llamaron delincuentes, los detuvieron y los condenaron a hacer divisiones con un docente. ¡Qué disparate!
Hace unas semanas en el curso de monitor sociocultural que estoy haciendo, mi compi y tocayo David y yo improvisamos este disparate de arriba, esta exquisita tontería naif que hoy me apetecía dejaros aquí. Lo dimos a luz en una actividad que consistía en agruparse los alumnos de la clase por la inicial de sus nombres, hacer una lista de palabras que empezaran por esa letra, y luego crear y representar una historia con las palabras del listado. Una deliciosa locura que os recomiendo, pues nos permite dejar volar la imaginación sin trabas y elevarla hasta el dulce edén del absurdo infantil.