sábado, 26 de diciembre de 2009

Felices fiestas!!!!!... de esas de ahora...

Cane (en la foto en la cena de Nochebuena) y yo os mandamos muchos besos y felicitaciones por esta navidad

El año pasado ya despotriqué bastante de las navidades. Este año me he portado mejor, y he hecho un decorado navideño. Impregnaíto estoy del Christmas Spirit. Quiero desear felices navidades a todos los lectores de mi blog, a mis amigos y demás. Paz en el mundo y mis mejores deseos para todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

¿Lo he hecho bien? Bueno, pues ahora tan sólo tengo una pequeña queja, que no me puedo aguantar y tengo que soltarla.

La historia se remonta a un personaje fundamental de la tradición navideña. A ver, ¿cómo se llamaba? El viejo ese que le gustaba tanto visitar a los niños… Así gordo con barbas, con un traje raro… Sí, hombre, sí… el que se colaba de casa en casa………… No, hombre Papa Noel, no. ¡Herodes! eso, Herodes. Bueno, pues este hombre era el gobernador de Judea en el año 0 (¿o año -1?), un politicucho de tercera o cuarta fila. Para acabar con el niño Jesús, tuvo la ocurrencia de cargarse a todo infante de Jerusalén que todavía no anduviera a gatas. Hombre, teniendo en cuenta el objetivo, la idea no era mala (aunque mucho éxito no tuvo), pero también revelaba que este personaje, digámoslo sin tapujos, era un pelín hijo de puta. Se ve que los niños no le debían hacer mucha gracia (sería algo así como la némesis de Michael Jackson).

A Herodes le diría yo que dejara en paz a los niños de Jerusalén, pobrecitos que no le han hecho mal a nadie… Y en lugar de eso, lo mandaría ¡a por los niños que cantan en los coros de los cd’s de villancicos! ¡Esos sí que son un mal para la Humanidad! Lo de cantar es un decir, lo que hacen es dar el cante. Bueno más que el cante ¡lo que dan es un por culo del carajo! Que tengo un desgarro de tímpano por culpa de esas voces demoníacas. Lo sufro con resignación cada vez que voy por el centro de Chiclana y te plantan los altavoces a todo volumen.

Ahí queda mi queja. A ver si alguien me escucha y prohíbe esa música infernal. Lo dicho, feliz navidad para todos… y muerte a los niños de los cd’s de villancicos. O si no muerte, por lo menos, una buena gripe de esas que dejan una buena ronquera crónica. Hombre ya.

Eso, Merry Melodies, señor Noel (tanto vinorro de casa en casa, no puede ser bueno), y aúpa el Atleti. Que esos colores delatan que usted también es un fiel del Glorioso Atlético de Madrid.
Será por eso que se ha colgao…

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sigue...

Sigue hablando, sigue
No calles nunca
Que la dulce rosa de tu voz
vuela hasta el pecho
Sigue hablando, sigue
Sigue riendo
No dejes que los vientos grises
del tiempo te ahoguen el alma
Sigue hablando, sigue
Sigue hablándome
Que el ventanal abierto a tus palabras blancas
desahoga el humo gris de mis llagas enquistadas
Sigue hablando, sigue sonriendo
Descorre tu sonrisa
que en la luna de tus dientes
está el sendero que va a tus labios
por el que me pierdo

viernes, 11 de diciembre de 2009

Una pared color vainilla contra la senda del tiempo

A veces la memoria saca fuera los balones que el olvido,
gracias a una certera asistencia del tiempo, le va metiendo.
Y a dos manos los precipita de nuevo al partido de la vida.
(Anónimo)

Una vieja pared color vainilla ve salpicar su rostro sobrio y ortopédico, de redondas pecas negras con hechuras de pepinazo. A la vieja pared la protege un zubizarreta chiquilicuatro con las manos enguantadas de rojo chut. Cada gol presume de estruendo y de bronca de la vieja del segundo: ¡Ni dormir la siesta la dejan a una! Las hormigas, hinchas sin invitación a la contienda, rugen en sus galerías subterráneas, no se sabe si en señal de protesta, o porque tienen sintonizadas sus antenas al partido que se juega sobre sus techos. Todos los jugadores se sienten en primera división y sueñan céspedes más grandes, más verdes, mientras que sus rodillas los sueñan más mullidos. Todos menos uno que se queda atrás, sólo y en la defensa. Este uno, carne de banquillo, compañero ideal de los chupones, este uno, más gordito y blandengue, sueña más bien con las dos rebanadas de pan chorreadas de mantequilla que pitan el medio tiempo. Las dos rebanadas que le saquen de su perpetuo fuera de juego.

En esto que el tiempo les traiciona, les engaña, les hace una filigrana. Y pasan muchas, muchas tardes, y los partidos se van volviendo pachangas, y sin darse cuenta dejan de darle al balón, y se ven sentados en el banco de la misma pared color vainilla, vieja pero con menos pecas negras; o en el suelo que ya no es ni el Nou Camp, ni el Bernabeu, sino el suelo duro del patio del barrio. Ahora charlan de otras cosas, sueñan de otros sueños. Y estos sueños dejan de ser eléctricos, aventureros, descarados, granujas y se vuelven acuosos, tímidos, humeantes, circenses, escurridizos… El fútbol necesita un sustituto que les moldee sus sinvivires melancólicos, que rebosan apetitos por desatar. Y entonces del banquillo sale la música. “¿Tú escuchas los cuarenta?” dice uno “Los Celtas han sacado un disco en directo” sigue otro “Mi hermano lo tiene, la canción Veinte de abril está guapa” replica un tercero. El cuarto lanza un libre directo “¿Habéis visto en la tele a la Maria Carey? Está buena, ¿ehn?” Y a pesar de los cambios en la alineación de sus sentires, de sus emociones, cuando llega el atardecer los siguen llamando las madres, porque se va a enfriar la comida. El gordito, aún viendo que se hace tarde y que sería mejor volver a casa, prefiere quedarse a ver el atardecer, porque ha encontrado un pasatiempo mucho más útil que el fútbol. Ponerse a pensar. Hay otro al que tampoco le apetece irse todavía. Este otro, más larguirucho, con el garbo de una espiga y aquel uno forman el tándem perfecto para retahilar deseos por cumplir. Y los dos se ponen a charlar y se les van las horas, subiendo santos al cielo. Que si las mates son un coñazo, que si no me dejan más de las doce, que si el año que viene el instituto a ver qué pasa, que si los pelos en la barba y en no sé donde, que si las niñas… Ay, las niñas, que ya no lo son tanto… Rezando por sus julietas se les echa encima la noche, que les regala un capote de estrellas para que cuelguen allí sus sueños. Y ya de vuelta a casa, el gordito se mete en la cama, y se arropa con los sueños de estrella y con el fogoso deseo que agita sin parar el corazón… y a veces también la mano. La noche pita el fin del partido y el inicio de otro. Queda atrás la pared vieja y amarilla, y empieza la senda del tiempo.
Imágenes de "El Pequeño Nicolás", "Boy meets world" (Yo y el mundo) y "Doug" ¡Las cosas que veía yo por aquellos entonces! El vídeo, de los míticos Celtas Cortos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Con un lacito

El día viene con un lacito
en una caja de regalo
Lo abro y suena Walk of Life de Dire Straits
Estreno mes y botas nuevos
Estreno gente vieja y nueva
Estreno abrazos y cervezas
El día vino con un lazo en una caja de regalo
Dentro... las pocas cosas que merecen la pena…
“Para eso, para eso, estamos aquí…”
¿Y lo demás? Bueno, todo lo demás…
Es una excusa



U uuuuu uu
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